Con dolor y un dejo de desazón se dejó caer al suelo. Con el dedo roto en la boca, lamiéndose la sangre, dijo: ¡Definitivamente no es este mi día, no es esta la vida mía!
4/3/08
Los pechos de Teresa (Tributo a Narciso y Golmundo, Herman Hesse, 1930)

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